miércoles, 8 de abril de 2009

Se debe contar con los campesinos a la hora de establecer acuerdos sobre cambio climatico

La FAO ha solicitado a los responsables políticos que incluyan la agricultura en las negociaciones para un nuevo tratado sobre el cambio climático que deberá sustituir al Protocolo de Kyoto, que data de 1997.

Las tierras agrícolas tienen la capacidad de retener y almacenar carbono. Los campesinos que viven de la tierra, en particular en los países pobres, deberían ser involucrados en la retención de carbono para mitigar el impacto del cambio climático", aseguró Alexander Mueller, Director General Adjunto de la FAO, con ocasión de las negociaciones en el seno de Naciones Unidas sobre un futuro acuerdo internacional sobre el cambio climático que se celebran actualmente en Bonn.

La agricultura supone cerca del 14 por ciento de las emisiones de gases responsables del efecto invernadero, mientras que los cambios del uso de la tierra -como la deforestación-, suponen otro 17 por ciento.

"Mientras que la agricultura contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero, los agricultores y sus familias, especialmente en los países pobres, también se convertirán en víctimas del cambio climático. Empeorará sus condiciones de vida y aumentará el hambre y la malnutrición. Las comunidades rurales que dependen de la agricultura en un entorno frágil se enfrentarán al riesgo inminente de malas cosechas y pérdida de ganado. La gente que vive en la costa, en llanuras aluviales, montañas, tierras áridas y en el ártico, es la que está más en peligro", afirmó Mueller.

"Por ello la agricultura debe incluirse en la agenda de las negociaciones mundiales sobre el cambio climático. Los actuales mecanismos de financiación incluidos en el Protocolo de Kyoto sólo permiten aprovechar una mínima fracción del potencial de reducción de la agricultura y por tanto son insuficientes", apuntó Mueller.

Emisión de gases de efecto invernadero

La producción agrícola y la ganadería emiten a la atmósfera gases de efecto invernadero como el metano, procedente del ganado y los humedales -especialmente arrozales-, óxido nitroso de los fertilizantes y carbono de la deforestación y la degradación del suelo. Los cambios del uso de la tierra, como la deforestación y la degradación del suelo -dos efectos devastadores de prácticas agrícolas insostenibles-, emiten grandes cantidades de carbono a la atmósfera, contribuyendo así al calentamiento global.

Se espera que las emisiones anuales de gases de efecto invernadero aumenten en las próximas décadas debido a una mayor demanda de alimentos y a cambios en la dieta.

Reducir el laboreo, aumentar la materia orgánica del suelo, incrementar la capa de suelo, mejorar la gestión de los pastizales, restaurar las tierras degradadas, plantar árboles, cambiar el forraje y el uso sostenible de la diversidad genética animal, utilizar los fertilizantes de forma más eficaz o mejorar la gestión del agua y el arroz, son alternativas por las que los campesinos pueden optar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura.

Fuente: Ambientum.com

lunes, 17 de noviembre de 2008

ISO lanza una Guía para reducir el impacto medioambiental.



La Organización Internacional para la Estandarización (ISO) ha publicado una Guía para reducir el impacto medioambiental de los productos desde la redacción de las normas de producción de los mismos, según informan a través de su página web.

Madrid, 17 Nov. (Servimedia).- La Guía 64:2008, para combatir los problemas medioambientales desde la redacción de las normas de los productos ("ISO Guide 64:2008, Guide for addressing environmental issues in product standards") pretende ser una herramienta práctica para los encargados de redactar dichas normas, así como una contribución al comercio internacional sostenible.

Los principales objetivos de la guía son destacar la relación entre las normas del producto y su impacto medioambiental, y contribuir al desarrollo y revisión de las normas del producto para reducir impactos medioambientales adversos durante todo ciclo de vida del mismo.

No es necesario que los redactores de estas normas sean expertos medioambientales, pero la guía les anima a que identifiquen y entiendan los aspectos e impactos medioambientales básicos relativos a los productos que estén evaluando, y determinen cuándo es posible o no gestionar un problema medioambiental mediante una norma de fabricación.

Sin embargo, la identificación de estos aspectos y la predicción de su impacto es un proceso complejo; por ello, la guía recomienda garantizar que se lleva a cabo, tan pronto como sea posible, una evaluación de cómo afectan los productos al medio ambiente en las diferentes etapas de su ciclo de vida.

Para facilitar esta tarea, la publicación incluye listas de verificación, para que los desarrolladores de normas puedan comprobar los impactos en el medioambiente de cada fase, desde la extracción de los recursos precisos para la fabricación al reciclaje.

Fuente: Fundación Entorno

Las empresas que contaminan pagarán hasta cinco veces más por el impuesto atmosférico

La reforma de la tasa incluye las emisiones de menos de 1.000 toneladas al año y que ahora estaban exentas-Economía quiere acabar con la impunidad entre las firmas contaminantes





julio pérez - Vigo
Desde hacía meses que la Xunta venía anunciando una reforma en profundidad de la fiscalidad gallega vinculada al medio ambiente. Una especie de revolución tributaria para cumplir con el principio de que quien contamina paga y también "en la búsqueda de la mejora del medio ambiente desincentivando actuaciones medioambientales". Pues esa apuesta está ya en marcha, con la aprobación del canon que gravará las centrales hidroeléctricas y con un nuevo sistema de tarifas del impuesto de contaminación atmosférica, la conocida ecotasa, que multiplicará hasta por cinco la cantidad a pagar por parte de las empresas que lancen emisiones tóxicas.
El proyecto de decreto necesario para adaptar la normativa del impuesto, vigente desde 1995, a las modificaciones decididas por la Consellería de Economía -la variación de la tarifa, pero también la posibilidad de emplear medios tecnológicos en su aplicación- está ya en tramitación. Y en él, el nuevo baremo a pagar y que se calcula en función de las toneladas emitidas a la atmósfera. La previsión del Gobierno gallego es que la recaudación el próximo ejercicio, con el nuevo modelo, ascienda a 16 millones de euros.
Hasta ahora, las empresas con emisiones por debajo de las 1.000 toneladas de dióxido de azufre y dióxido de nitrógeno al año estaban exentas de pagar. La cuota ahora contempla el abono del gravamen a partir de las 100 toneladas, con 36 euros por cada una al mes. A partir de las 1.000 y hasta las 3.000 toneladas, la cantidad se eleva a los 36 euros. El antiguo esquema no diferenciaba pagadores en la horquilla que va de las 1.000 hasta las 40.000 toneladas. La reforma recoge hasta cuatro grupos, con cantidades que van desde los 50 euros para las que no superen el techo de las 3.000 toneladas; los 70 euros para las que estén por debajo de las 7.000; 95 euros para 15.000 toneladas; hasta los 120 euros para las 40.000.
200 euros
En la siguiente escala se situarían ya las empresas más contaminantes. La tarifa impositiva contempla el pago de 150 euros por tonelada a las que emitan entre 40.000 y 80.000 toneladas al año, frente a los 36 euros que tenían que abonar con las antiguas bases. Y, finalmente, 200 euros, cinco veces más que hasta ahora, para las que superen las 80.000 toneladas.
"El Gobierno gallego da una gran importancia al medio ambiente y apuesta por un modelo de desarrollo sostenible", explican desde Economía, que enmarca las modificaciones "en los instrumentos de fiscalidad ambiental" en el que también entra el canon hidráulico.
El resto de puntos que desarrollan la ley del impuesto de contaminación atmosférica se mantienen intactos. La finalidad sigue siendo la misma y el destino de la recaudación -que, pese al encarecimiento de las tarifas, caerá un 11% con respecto a este 2008-, también. Los ingresos se emplean para actuaciones en materia de protección medioambiental y conservación de los recursos naturales en la comunidad. Incluido un fondo de reserva, con el 5% de la recaudación, para hacer frente a posibles daños extraordinarios o situaciones de emergencias provocadas, precisamente, por catástrofes en el entorno.
Para incorporar a los nuevos declarantes de la ecotasa, los que están por encima de 100 toneladas al año, Economía inscribirá a los titulares en el Registro de Focos Emisores, donde figuran ya los que actualmente están obligados a pagar.

Xavier Lavandeira, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo: "La tasa tendrá que repercutir en el consumidor para concienciar"


j. pérez  Vigo
"A los economistas -dice Xavier Lavandeira, del departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo- los impuestos ambientales que nos gustan son los que inciden en la vía de precios". Él va más allá del afán recaudatorio y recuerda que eso de que "el que contamina paga" está reconocido internacionalmente.
-¿Realmente los que contaminan pagan?
-Precisamente este tipo de impuestos llevan a ese principio. Es cierto que muchos que contaminan no pagan, porque falla el mecanismo, las instituciones. Pero es una buena medida porque pone precio a las emisiones dañinas y hace que los agentes tengan que controlarse y los precios de los productos lo tengan en cuenta.
-El consumidor, entonces, lo notará.
-Es que ahí está la importancia de estas tasas. Las empresas no contaminan porque quieran, sino porque elaboran un producto. Los impuestos medioambientales persiguen que quien contamine intente no hacerlo -con mejor tecnología en sus procesos, por ejemplo- y, hecho eso, como probablemente algo tendrá que seguir pagando, que el coste del producto lo incorpore. En el precio de un jersey va la materia prima, la electricidad y si su confección contamina, pues también.
-¿Y el afán recaudatorio?
-Estos impuestos pretenden cambiar conductas. Que a la vez consiga una recaudación, no es algo negativo.
-¿Galicia está haciendo todo lo posible por contaminar menos?
-El Gobierno gallego está dando pasos. Seguramente hay mucho más por hacer, pero está en ello. Las empresas también. Cada día tienen más en cuenta el coste medioambiental. Las mejoras que hagan repercutirán en las emisiones, ahorrán costes y una mejor imagen.

Fuente: Faro de Vigo- 17/11/2008

martes, 11 de noviembre de 2008

Las oficinas “verdes” ahorran y, además, mejoran la productividad.





Somos conscientes de que hay muchos edificios de oficinas que no son sostenibles, y que poco a poco van trasladándose a zonas que perjudican menos el medio ambiente, pero no todos pueden cambiar su ubicación. Por este motivo, queremos hacer hincapié en que en una oficina, aunque no forme parte de una construcción sostenible, sí es posible introducir reformas y elementos que favorezcan la sostenibilidad y el entorno", explica Francisco Vázquez, presidente de 3G Office.


Madrid 11 Nov. (El Economista).- También advierte de que si el 40% del consumo energético del mundo es responsabilidad de los edificios, y a esto le sumamos que entre el 40 y el 50% de las emisiones de CO2 de una empresa lo producen los trabajadores trasladándose a su lugar de trabajo, parece claro que existe un impacto directo e indirecto sobre Medio Ambiente.

Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden del estudio realizado por arquitectos e ingenieros de la firma de consultoría de gestión de espacios y Facility Management, 3G Office, que dan ideas de cómo crear una oficina sostenible.

Recomendaciones generales

Para crear una oficina respetuosa con el medio ambiente, arquitectos e ingenieros hacen hincapié en una serie de puntos, que serán claves a la hora de ahorrar y contaminar menos. Los expertos señalan que regulando la potencia de iluminación puede bajar el consumo hasta un 75 % en días soleados. Indican que se debe estimular el teletrabajo y el uso del transporte público, especialmente el uso del tren.

Apuntan a que el rendimiento del empleado baja cuando la temperatura ambiente es considerablemente alta, a partir de los 24º la frecuencia de errores aumentan. Y recuerdan que unas óptimas medidas de ahorro de agua pueden reducir un 60% el consumo.

Últimamente, y gracias a las nuevas medidas y reglamentaciones que se están imponiendo, hay una mayor concienciación en nuestro ámbito empresarial sobre las prácticas de ahorro energético relacionadas con el ahorro de electricidad y agua y la gestión de los residuos.

Para Francisco Vázquez, presidente de 3G Office, "una reconocida empresa de consultoría en el Reino Unido ha dado a conocer que un 50% de sus emisiones de carburante al medio ambiente provienen de los viajes, el 47% del consumo energético y un 30% en varios (reciclado, agua...). Fomentar la tecnología de videoconferencias y el teletrabajo es una de las prácticas que cobran fuerza en Europa para reducir los viajes que debe hacer un ejecutivo".

Regulando la potencia de iluminación se puede bajar el consumo hasta un 75% en días soleados. En opinión de Vázquez, "el aprovechamiento de la luz natural favorece no sólo el ahorro de energía sino que se logra un bienestar para el empleado".

Gestión de la temperatura

Con la utilización de un sistema de control centralizado programable se pueden conseguir ahorros de hasta un 30%. Por otra parte, la utilización de equipos de climatización eficientes puede suponer un ahorro de hasta el 25% con respecto a los sistemas tradicionales. Una oficina verde, además, deberá disponer de instalaciones higiénicas con cisternas con reducido de volumen de agua, de doble descarga o con interruptor de descarga, grifos monomandos de dos fases.

En la oficina existen diversos elementos susceptibles a reducir su consumo, a ser reutilizados o a ser reciclados. El papel ocupa el primer lugar, pero también los bolígrafos acabados, las pilas, los cartuchos, las bombillas, las latas, los CD?

Fuente: Fundación Entorno

sábado, 1 de noviembre de 2008

La rentabilidad de ser sostenible



27/10/2008 - Hosteltur.com

Los beneficios y ventajas que conlleva aplicar estrategias de desarrollo sostenible en el sector hotelero van más allá de la mejora del medioambiente. El ahorro económico que pueden suponer estas medidas a largo plazo se presenta como una oportunidad que los empresarios deben aprovechar. Así se puso de manifiesto durante el V Seminario Internacional de Innovación y Turismo, Into, centrado en el compromiso ante el cambio climático, que se celebró la pasada semana en Palma de Mallorca.

Esther Trujillo, vicepresidenta de Desarrollo Sostenible de Sol Meliá, explicó desde la experiencia de la cadena algunas de las claves de su línea estratégica para contribuir con el medio ambiente. “La empresa debe ser reconocida como un actor interesado en el problema de la globalización, como parte de la solución y no del problema”, destacó, a la vez que explicó que la compañía cuenta con un fondo de ayuda para catástrofes mundiales y un código de comportamiento contra la explotación sexual.

Trujillo hizo hincapié en la necesidad de un cambio de hábito en el consumidor, que debe ser consciente de la importancia del desarrollo sostenible y estar dispuesto a pagar un poco más a aquellas empresas que apuesten por ello, gratificando así su labor y no castigándola por tener un precio más elevado. El conocimiento crea conciencia, por lo que es fundamental la formación y la información.

Se enciende la bombilla de bajo consumo

Harry Verhaar, director ejecutivo de energía y cambio climático de Philips, fue el ponente más práctico y se centró en lo rentable que puede ser para un hotel cambiar su iluminación tradicional por una de bajo consumo. “Con el simple acto de sustituir las bombillas viejas por unas de bajo consumo, un hotel se puede ahorrar unos 40 euros al año por habitación.

Mientras que si el hotelero decide cambiar toda la iluminación, el ahorro puede llegar hasta los 55.000 euros al año”, afirmó Verhar, quien cerró su intervención con una frase digna del propio Al Gore: “todos vivimos en el mismo planeta y tenemos que dejar de hablar para empezar a actuar”, concluyó.

Los representantes de TUI Mila Dhale y Andreas Koch se centraron en los planes realizados por su empresa para convertirse en pionera del desarrollo sostenible, como la creación de la marca eco resort o la reducción de las emisiones de CO2 en los hoteles, pero la frase más impactante y esclarecedora de toda la ponencia de los representantes de TUI fue la que pronunció Andreas Koch en referencia a la rentabilidad de ser sostenible. “Si el precio de la energía sube y tú no controlas la energía, perderás dinero, pero si apuestas por la energía renovable, ahorrarás dinero a largo plazo”, sentenció Koch.

El último ponente en subir al estrado fue Domingo Muñoz, director del Hotel Brasilia de Palma de Mallorca, quien explicó las medidas de sostenibilidad que ha llevado a cabo en los últimos años el establecimiento que regenta. Muñoz apeló al sentido común en reiteradas ocasiones y aseguró que la biomasa es una energía muy rentable porque “nos quitamos basura de en medio, y encima obtenemos energía”.

El momento más caliente de toda la mañana llegó en el apartado de ruegos y preguntas. Un representante de la ONG Amigos de la Tierra levantó la mano, empuñó el micrófono y cuestionó la supuesta ecología que presidía el acto.

“¿No creen que toda la ecología de la que hablan no es más que una mera estrategia de marketing, y no piensan que todo esto que han expuesto es para ayudarse a sí mismos ante la inminente subida del precio de los hidrocarburos y no para ayudar al planeta?”, preguntó de una forma casi lapidaria.

El público congregado en el Centro de Cultura Sa Nostra se quedó callado un instante y un segundo después, aplaudió a rabiar. Pero los miembros sentados en la mesa de ponentes no compartieron el entusiasmo del auditorio. Esther Trujillo se proclamó portavoz de sus compañeros y sus respuestas fueron tan directas como las preguntas.

“No hacemos todo esto por una razón en concreto, lo hacemos por todas las razones y este trabajo no responde a una sola. No obstante, somos empresas y nuestro destino es crear negocio. No somos una ONG”, sentenció Trujillo.

Fuente: Infocalidad

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Alemania inaugura la primera planta del mundo que enterrará las emisiones de CO2.



El carbón tiene un largo futuro por delante, pero las emisiones de CO2, no. Éste podría ser el lema de la planta piloto de enterramiento de CO2 (Carbon Capture and Storage, o CCS) inaugurada en Stemberg (Brandenburgo), al este de Alemania.

Madrid, 12 sep. (El Mundo).- Pionero en todo el mundo, el proyecto de la empresa sueca Vattenfall es una de las grandes esperanzas para frenar las emisiones contaminantes sin necesidad de cambiar la fuente energética básica y puede convertirse en una medida eficaz para mitigar el cambio climático.

A diferencia de las centrales eléctricas convencionales de carbón, esta nueva planta no emite a la atmósfera los gases de efecto invernadero, sino que el dióxido de carbono se separa durante la combustión del carbón - en concreto, lignito - y pasa a ser transportado y almacenado bajo tierra.

El CO2 se inyecta en unos depósitos de gas natural empobrecido situados bajo unos terrenos de Altmark, en el norte de Alemania, para un almacenamiento permanente. "Con este proyecto, tenemos a nuestra disposición un laboratorio único en el mundo para examinar en detalle el almacenamiento de dióxido de carbono bajo tierra y su interacción con la geosfera y la biosfera", comenta Reinhard Hüttl, director ejecutivo científico del Centro Alemán de Investigación para geociencias.

La tecnología que sitúa esta planta a la cabeza mundial en el almacenamiento de CO2 y que permite este procedimiento es el proceso de Oxy-fuel (oxigeno y material combustible). En lugar de realizar la combustión con aire, quema el combustible con oxígeno puro y unos gases de escape que recirculan.

Con la descondensación de las emisiones residuales es posible separar el dióxido de carbono de los gases y, aplicando alta presión, convertirlo en material líquido. De esta manera, el CO2 se transporta y almacena a más de 600 metros de profundidad, de tal manera que no incide en el calentamiento global.

La formación de reservas de dióxido de carbono bajo tierra sucede en ocasiones de manera natural cuando el gas se queda atrapado por rocas sedimentarias en formaciones geológicas. Otros proyectos basados en la misma técnica almacenan el dióxido de carbono bajo el mar o en formaciones geológicas ricas en agua salada, que absorbe parcialmente el CO2 y hasta produce reacciones con los minerales para crear carbonatos.

Los ecologistas alemanes, sin embargo, ya han puesto el grito en el cielo criticando que este proyecto es sólo una operación estética que no soluciona de verdad en problema del calentamiento global del planeta. La Federación para el Medio Ambiente y la protección de la naturaleza (BUND) acusa a Vattenfall de producir una parte importante de su electricidad con lignito, que es especialmente perjudicial para el medio ambiente, y de haber inaugurado dos nuevas centrales eléctricas convencionales en Hamburgo y Berlín con elevadas emisiones de gases de efecto invernadero.

Vattenfall ha invertido 70 millones de euros para este proyecto piloto que empezó a construirse en 2006 y que funciona desde con un rendimiento de 30 megavatios. La compañía sueca prevé alargar esta fase de prueba, en que se seguirá investigando y perfeccionando su técnica para hacerla apta para el mercado, como muy tarde hasta 2015. En esa fecha, Vattenfall planea otras dos centrales eléctricas de prueba en Alemania y Dinamarca, con una potencia 10 veces superior a la actual planta.

En 2020, las emisiones de gases de efecto invernadero en la central de Stemberg se habrían reducido en un 40%, según Vattenfall. Esa sería la fecha para empezar a producir esta tecnología en serie a escala industrial.

Desde la alemana EON, su presidente Wulf Bernotat ha comunicado que su empresa tiene siete proyectos CCS previstos en Alemania y Holanda, y que invertirá unos 100 millones de euros para las primeras plantas piloto. Igual que Vattenfall, EON se marca el 2020 como fecha para comercializar esta tecnología.

Fuente: Fundación Entorno

martes, 16 de septiembre de 2008

Turismo responsable: una nueva oportunidad. Por José Luque García, socio director general de Grupo El Fuerte.



Los conceptos de turismo ecológico, eco-turismo, turismo verde, etc., están dando paso a un concepto más amplio y acorde con nuestro sector turístico, el turismo sostenible y más específicamente, el turismo responsable. Turismo ecológico es aquel que "da prioridad a la preservación del medio natural y cultural del lugar donde se desarrolla". El turismo ecológico hace su mayor hincapié en la sostenibilidad medioambiental.


Madrid, 16 sep. (Europa Press).- En las últimas cinco décadas, el turismo internacional ha pasado de desplazar 25 a casi 700 millones de viajeros al año, y a lugares cada vez más remotos, un fenómeno de magnitud que genera impactos de índole medioambiental, económica y socio cultural.

Los impactos económicos del turismo pueden ir desde la estacionalidad, o la deficiente planificación de infraestructuras, o la excesiva revalorización de los recursos autóctonos hasta una excesiva dependencia de intermediarios u operadores foráneos. Desde el punto de vista sociocultural, el turismo puede tener impactos socioculturales negativos para la sociedad anfitriona.

El turismo sostenible, a diferencia del turismo ecológico, no sólo considera los impactos ambientales, sino que extiende su sensibilidad a los aspectos económicos y socioculturales que intervienen en el proceso. Éste, se define como el equilibrio entre el máximo aprovechamiento que se puede realizar de los recursos económicos, sociales, culturales y naturales de la zona de destino frente a la satisfacción de los visitantes y los impactos negativos que en la sociedad anfitriona o en el medio ambiente se puedan causar.

El Turismo Responsable, más que un modelo, es una actitud que englobando a cualquier forma de turismo ecológico o sostenible, se basa en la premisa de que para crear riqueza, es necesario ineludiblemente respetar a todos los factores claves 'stakeholders' que intervienen en la actividad turística: El entorno natural y sociocultural, los accionistas, los clientes, los empleados, los proveedores y las administraciones públicas.

La mala imagen de la falsa publicidad 'greenwashing' (lavado de cara "verde"), que tanto daño hace a estas tendencias, podría resolverse con el establecimiento de medidores homologados internacionalmente que hagan al consumidor visualizar claramente quien gestiona o no con los parámetros del turismo responsable. Por ejemplo: Consumo de energías no renovables y renovables por cliente. Estos medidores debían tener su modalidad que permita también valorar la gestión pública.

Este es un asunto de actitud directamente vinculado a la gestión de las empresas. Igual que remuneramos al capital, hay también que remunerar al resto de factores claves que hacen que el negocio turístico sea posible. Y cuando nos olvidamos de ellos, la rentabilidad aflora, sin duda, pero siempre lo hará a corto plazo, porque los desequilibrios del entorno natural, social, cultural y de nuestros recursos humanos afectarán irremediablemente a nuestro negocio.

En los países desarrollados la sociedad presiona al sistema para ir creando protecciones de estos factores de influencia, pero en los países menos desarrollados y con menos recursos, sólo la conciencia del gestor podrá trabajar en aras de ese equilibrio.

El cliente del futuro, cada día mas informado, tomará sus decisiones de consumo responsable en función del respeto al entorno en el sentido amplio del que hablamos. De mano de la iniciativa publica y privada está el que consigamos productos turísticos responsables ubicados en destinos responsables.

Fuenta: Fundación Entorno